¿Cómo sé que he perdonado?
El perdón es un tema que muchos entendemos, pero que es difícil de describir y aún más difícil de practicar. Para los cristianos, es una obligación: si no perdonamos, tampoco seremos perdonados (Mateo 6:15). Pero, ¿qué es exactamente perdonar? ¿Cómo lo hacemos?
¿Qué es el perdón?
En la Biblia, la palabra griega para "perdón" es aphesis, que significa "cancelar una deuda". En otras palabras, perdonar es liberar a alguien de la deuda que tiene contigo, como si nunca hubiera existido.
¿Qué deuda es la que se perdona?
Todo pecado es como una deuda. Piensa en este ejemplo: estás manejando el auto de un amigo, pero te distraes y lo chocas. Aunque estás bien, el auto quedó destruido, lo que te deja en deuda con tu amigo porque ahora le debes un auto. Si tu amigo decide perdonarte, significa que ya no te toca pagar esa deuda. Sin embargo, el auto sigue siendo necesario, así que alguien tendrá que asumir el costo.
El pecado nos pone en deuda con Dios, una deuda que no podemos pagar. Pero Dios decidió perdonarnos y eliminar nuestra deuda. Aunque ya no nos corresponde pagarla, alguien lo hizo: Jesús. Él pagó nuestra deuda muriendo por nosotros, para que podamos vivir su vida. Jesús pagó por todos nuestros pecados, para siempre.
¿Qué hacer cuando alguien te ofende?
Debemos hacer lo mismo que Jesús hizo por nosotros: perdonar. Si somos cristianos, debemos seguir su ejemplo (1 Juan 2:6). Esto significa ser compasivos y perdonar a quienes nos han lastimado, tal como Jesús lo hizo (Colosenses 3:23). "ser cristiano significa perdonar lo imperdonable en los demás, porque Dios perdonó lo imperdonable en nosotros".
Es importante recordar que, si no perdonamos, tampoco seremos perdonados (Mateo 6:14-15). Aunque a veces olvidamos lo que Dios nos perdonó, debemos siempre recordar que nuestros pecados fueron la razón por la cual Jesús murió (1 Pedro 2:24).
¿Qué pasa si no quiero perdonar?
Perdonar puede ser sencillo de entender, pero no siempre es fácil. Algunas ofensas duelen mucho y pueden hacernos sentir que tenemos derecho a no perdonar. Sin embargo, el perdón nos libera del dolor y el resentimiento. Guardar rencor es como tomar veneno esperando que la otra persona sufra; al final, solo te lastima a ti.
El perdón es una decisión personal. Aunque no hace que los sentimientos difíciles desaparezcan de inmediato, es un gran paso hacia la sanación. Perdonar es poner un límite al dolor, mientras que no perdonar deja abierta la herida. Al perdonar, entregas esa deuda a Jesús, quien ya la pagó en la cruz.
¿Cómo sé que he perdonado?
Cuando te haces una herida profunda, al principio duele mucho y requiere cuidados para sanar. Con el tiempo, la herida cierra y se convierte en una cicatriz que puedes ver y tocar sin dolor. Lo mismo ocurre con el perdón: cuando puedes recordar la ofensa sin que te cause dolor, es una señal de que has perdonado y sanado.
Para los cristianos, perdonar es necesario. No podemos crecer en nuestra fe si no perdonamos a quienes nos han ofendido. Además, es para nuestro propio bienestar. Las personas que no dejan que Jesús sane sus heridas terminan lastimando a otros.
Si te han lastimado, ¡perdona! Esa deuda se vuelve más pesada con el tiempo. Entrégasela a Jesús, quien ya la pagó.
Si has lastimado a alguien, ¡pide perdón! Es tan importante que Jesús dijo que si recuerdas que alguien tiene algo contra ti, primero te reconcilies con esa persona antes de hacer cualquier otra cosa (Mateo 5:23-24). Es un mandato bíblico vivir en paz con los demás (Romanos 12:18). Pidiendo perdón, aceleras el proceso de sanación de la herida que causaste.