¿Cómo es que se confía en Dios?


 Muchas veces nos dicen que tenemos que “confiar en Dios” cuando estamos atravesando situaciones difíciles, pero ¿a qué se refieren? Eso de “confiar en Dios” es de esos temas que son bastante abstractos; tenemos una idea, pero no sabemos exactamente cómo describir lo que es. Entonces, ¿qué significa “confiar en Dios”? ¿Cómo es que se confía en Dios? ¿Para qué confiar en Dios?

Hay un ejemplo de un personaje Bíblico que nos da las bases para poder confiar en Dios. En su carta a los Filipenses, Pablo escribe lo siguiente:

Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense! Que todo el mundo vea que son considerados en todo lo que hacen. Recuerden que el Señor vuelve pronto. No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:4-7, NTV)

Algo que nos debe confrontar inmediatamente de este pasaje bíblico es que Pablo estaba preso (Fil. 1:13). ¡Hablar de la alegría y el gozo del Señor mientras su libertad estaba limitada es algo de locos! No sólo eso, sino que es difícil que “todo el mundo vea que somos considerados” cuando no hay libertad ni para dar un paseo por la calle. Pablo tenía todas las razones del mundo para reclamarle a Dios sobre su condición: ¡estaba allí por proclamar las verdades de Cristo! ¡Estaba allí por culpa de hacer lo que Dios le mandó a hacer! Si alguien te pide que hagas algo, y te arrestan por hacerlo, ¿confiarías en esa persona? ¡Seguro que no!

Pero Pablo no dejó de confiar en Dios.

Pero, ¿qué significa “confiar”?

¿Qué es Fe?, la palabra “fe” en la Biblia se traduce de la palabra griega pistis que significa, precisamente, “confianza”. La Biblia misma define la fe como: “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» (Hebreos 11:1, RV60). Aquí hay dos ideas importantes, y la primera es eso de «esperar» algo que «no se ve». Piensa en eso: no podemos esperar algo si no sabemos que estamos esperando algo. Si te dan algo que no estabas esperando, ¡eso sería una sorpresa!

Por ejemplo, no es lo mismo que te regalen un auto de sorpresa en tu cumpleaños a que te prometan regalarte un auto en tu cumpleaños. Cuando ya sabes la promesa que te hicieron, ¡entonces la podemos esperar! Por supuesto, la razón por la cual «no se ve» esa promesa es porque no ha llegado – ¡por eso es que es algo «que se espera»!

La segunda idea es la certeza y convicción de esa promesa que no has visto. La certeza y convicción de eso que se espera (pero que no se ve) está en quién te lo promete.

Regresemos al ejemplo del auto de cumpleaños: si tu amigo que nunca tiene dinero te promete que te va a regalar un auto nuevo, es probable que no haya suficiente certeza o convicción de que ese amigo va a cumplir. Ahora bien, si tienes un tío que es dueño de un concesionario de autos, que, además, le ha regalado autos a todos sus sobrinos en sus cumpleaños, y ese tío te promete que te va a dar un auto, ¡ahí sí que hay suficiente evidencia para poner tu fe (tu confianza) en tu tío!

Por lo tanto, “confiar” es poner tu fe (tu confianza) en la promesa que alguien te hace.

Entonces, ¿qué significa “confiar en Dios”?

De la forma más sencilla “confiar en Dios” significa que voy a tener fe en lo que Dios va a hacer, aunque yo no vea ni sepa qué es lo que hará. Se puede confiar en Dios, porque conocemos que, como Él cumple Sus promesas, esperamos (tenemos fe) de que seguirá siendo fiel a esas promesas.

Volviendo a Pablo en la cárcel: ¿Cómo es posible que Pablo confíe en Dios en un momento como este? Siempre la parte más difícil de confiar en Dios es ese momento oscuro entre: “Dios, yo sé que Tú obras”, y el “no sé lo que vas a hacer, Señor.” Tal vez te ha sucedido que empiezas con mucha fe, pero poco a poco se va desgastando a medida que pasan los días. La buena noticia es que, aunque tu fe se desgaste hasta ser del tamaño de un grano de mostaza, va a funcionar. ¿Cómo lo sabemos? No importa el tamaño de tu fe, lo importante es en Quién pones esa fe, sin importar el tamaño.

Pablo sabía en Quién estaba su fe (confianza), por eso en pasaje del principio, Pablo nos apunta al “cómo” confiar en Dios.

¿Cómo es que se confía en Dios?

Con Gozo y Paz.

En el versículo 4, Pablo nos llama a estar “siempre llenos de alegría en el Señor”. Pero, ¿qué es “alegría en el Señor”?

El gozo en el Señor viene de tres fuentes principales: Nuestra Fe (Romanos 15:3; Filipenses 1:25), Nuestra Salvación (Salmo 9:14; Filipenses 4:4), y La Vida Eterna (Salmo 16:11; Romanos 14:17). Por lo tanto, La “alegría del Señor” es el gozo que encontramos en la salvación que Jesús nos regaló, por medio de la fe, para la vida eterna. Nota que esto no tiene que ver con felicidad. La felicidad depende de nuestras circunstancias, ¡pero nuestro gozo (la alegría del Señor) depende de lo que Él hizo!

En cuanto a la paz, en el versículo 6 dice: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.” Cuando ponemos todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios (1 Pedro 5:7), estamos confiando en Él – y eso trae paz. Isaías 26:3 dice: “¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!”

Concentrar nuestros pensamientos en Dios es importante.

En el versículo 6 de Filipenses 4, la palabra “preocupen” (o “ansiedad”, como algunas traducciones) se traduce del griego merimna y significa “en pedazos” o “separado”. Esto significa que la raíz de la ansiedad es cuando nuestros pensamientos corren en miles de direcciones distintas, en vez de que se concentren – entiéndase: que todos los pensamientos corran en una misma dirección – hacia Dios. Interesantemente, si brincamos al versículo 8, ahí mismo en Filipenses 4, nos dice algo importante:

“Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable.” 

¿Para qué confiar en Dios?

Cuando concentramos nuestros pensamientos en Dios, vamos a ver en nuestras vidas lo que dice el versículo 7: “experimentaremos la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender.” “la paz de Dios no es la ausencia del miedo, sino es la misma presencia de Dios.” Esto significa que la paz de Dios es absolutamente constante, incambiante y reconfortante; guarda el corazón sin importar las condiciones.

¡Confiamos en Dios para que Él nos dé Su paz!

El propósito de la paz de Dios es poder confiar en Él sin importar el resultado. Lo que Dios quiere para nosotros SIEMPRE va ser mejor que lo que nosotros queramos para nosotros mismos. Tenemos fe – confiamos – de que lo que Él hace es el bien máximo, aunque no lo veamos, aunque sea distinto a lo que haríamos nosotros, y aunque no sea a mi favor. Pero saber que Dios tiene el control a pesar de que las cosas no suceden como queríamos o esperábamos, nos debe llenar de gozo y paz. Gozo porque es un deleite estar en Su perfecta voluntad, y paz porque, como dijo Pedro, Él cuida de nosotros siempre.

Confiar en Dios tiene que ver con entender que no importa lo que Dios haga o esté haciendo, el fin es para Su gloria primeramente y también para nuestro beneficio máximo: estar eternamente en Su presencia. Los cambios en mi vida y en mi entorno, al final de todo, van a obrar para bien, como dice Romanos 8:28. No es en un tiempo definido de la vida, sino que todo – la suma total de la vida – obra para bien porque amamos al Señor.

Estas son las promesas que nos dan gozo y paz para confiar plenamente en Jesús.

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