¿Cómo Saber Si Soy Salvo?


 

Esta es una pregunta fundamental: ¿Cómo sé que soy salvo? Si yo te preguntara: "¡Oye, ¿tienes salvación?", y tu respuesta fuera un "sí", quiero que reflexiones sobre algo. ¿De dónde sacas la certeza de que realmente tienes la salvación? Pénsalo por unos segundos. ¡Listo! Ahora dime, ¿cuál sería tu respuesta?

Algunas personas pueden decir: "Sé que soy salvo porque confesé a Jesús como mi Señor y Salvador". Sin embargo, la Escritura nos advierte en Mateo 7:21: "No todo el que me dice: 'Señor, Señor', entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".

Otros podrían argumentar: "Soy una buena persona, ayudo al necesitado, no le hago mal a nadie". No obstante, la Biblia es clara en Romanos 3:10: "No hay justo, ni aun uno".

También podrían decir: "Yo guardo todos los mandamientos". Pero la realidad es que nadie puede cumplir toda la ley de manera perfecta. Santiago 2:10 dice: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos".

Otros dirán: "Voy a la iglesia y me bauticé". Pero ningún rito, obra o acción puede garantizar la salvación. Efesios 2:8-9 nos recuerda: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe".

La Clave: La Seguridad de la Salvación

Si la salvación es por gracia, ¿cómo podemos estar seguros de que somos salvos? La Biblia nos advierte sobre un grupo de personas que, cuando Jesús vuelva, estarán convencidas de que tenían la salvación, pero serán rechazadas. Mateo 7:22-23 dice: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad".

Ellos estaban genuinamente sorprendidos. Pensaban que su salvación era segura por sus obras y experiencias espirituales. Pero la certeza de la salvación no viene de lo que hacemos, sino de lo que Dios ha hecho por nosotros.

El apóstol Pablo nos da la respuesta en Romanos 8:16: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios". Esto significa que la seguridad de nuestra salvación no es solo una creencia, sino una certeza puesta en nuestro corazón por el Espíritu Santo.

Así como sabemos con certeza que amamos a nuestros seres queridos, también podemos saber con certeza que somos salvos. Es una convicción que nos permite acercarnos a Dios con confianza y llamarlo Abba, Padre (Romanos 8:15).

Conclusión

La salvación no depende de nuestras acciones, sino de la gracia de Dios. No se trata de lo que hacemos, sino de lo que Cristo ya hizo por nosotros en la cruz. Si tienes la seguridad de que eres salvo, es porque el Espíritu Santo lo ha confirmado en tu corazón. Y esa certeza es lo que nos permite vivir con paz, gozo y confianza en nuestro Señor.

¡Que Dios te bendiga!

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