¿Estás listo para aceptar este desafío?
Hoy estaremos examinando Romanos 12:1-2. Es mi intención que estos dos versículos nos dirijan a dejar nuestro sistema clásico a un lado y comenzar o vivir usando (únicamente) la nueva programación que Cristo puso en nosotros.
Analizaremos primero el texto y luego iremos a los tres puntos que quiero que consideremos hoy.
Estaremos viendo estos tres llamados que Dios nos hace en esa porción bíblica:
Llamado a una nueva mentalidad
Llamado a adorar correctamente a Dios
Llamado a abrazar la voluntad de Dios
Romanos 12:1-2 (Nueva Traducción Viviente):
1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.
2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Amados hermanos: habla a personas que ya creyeron que Jesús es su salvador y Señor. Personas que ahora han sido adoptadas por Dios.
(Les ruego) entreguen su cuerpo: aunque había una posible convicción racional, aún así seguían dependiendo de sí mismos: la experiencia, conocimientos, estudios, enseñanzas recibidas previamente. Dejar todo eso a un lado y entregarse por completo al Señor. Ese “les ruego” denota que debe haber una disposición individual que no es obligada. Lo hacemos luego de internalizar lo que Dios ya hizo por mí – me dio un nuevo nacimiento (Juan 3:3).
Sacrificio: Va a costar, va a doler y a pesar. Es muerte para nosotros y vida según Dios. Esta es la manera en que Él se agrada, no cuando dependemos de nosotros mismos.
Verdadera manera de adorarlo: Si no morimos a nosotros mismos, lo estamos haciendo mal, no estamos inmersos en nuestra relación con Dios (Mateo 16:24). Nos engañamos a nosotros mismos al creer que somos suyos (Cristianos) pero le seguimos a medias. Esa no es la manera en que él se agrada. Así no se le adora. Necesitamos una predisposición a obedecer a Dios con gozo, incluso en las áreas que nos incomoda, necesitamos un corazón de discípulo, que al ser confrontado enmienda y corrige.
No imiten las costumbres: Antes veíamos nuestro conocimiento obtenido o la manera en que la gente lo hace como “sabiduría”, pero no se acerca a la voluntad de Dios y debemos desaprenderlas. Lo que dicen nuestros estudios previos, por ejemplo, puede que sea útil, pero no se va por encima de la sabiduría de Dios.
Dejen que Dios transforme: Dios quiere darle nueva forma a nuestros pensamientos. La vieja forma no es buena. La nueva forma sólo la puede producir Él. Por lo tanto lo que hacemos es rendirnos y recibirla.
Manera de Pensar: Hay una codificación de funcionamiento; una programación en nuestras computadoras mentales que necesitan ser desinstaladas para dar lugar y espacio a un nuevo sistema operativo. El viejo sistema ve como absurdo la manera nueva de hacer las cosas, por lo que hay que sacarla por completo para introducir la nueva. Esto Dios lo hace con sus comandos y programación encontrados en su Palabra.
Entonces: Una vez que esa reprogramación sucede, es que estamos listos para algo nuevo. Antes era imposible. Si Dios no obra ese milagro de transformación, no sucede. Para que lo haga, necesitamos primero ser hijos suyos, habiendo entregado nuestra vida a Jesús. Vivir ese sacrificio vivo y santo.
Aprenderán a conocer la voluntad de Dios: conocer la voluntad de Dios es un proceso de aprendizaje. Todos aprendemos de manera diferente y a un ritmo diferente. Algunos funcionan muy bien con pocas instrucciones y otros necesitan de una compañía más activa. Todos los procesos de aprendizaje aquí son buenos y válidos. No hay mejores que otros. Unos necesitarán la compañía constante de un hermano, líder o pastor. Otros, se sentarán con ese mentor una o dos veces y será suficiente. Ambos procesos son igualmente válidos. Lo importante es llegar a la meta.
Buena, agradable y perfecta: lo que antes era locura (hacer las cosas a la manera del Señor), ahora va teniendo sentido. Comenzamos a apreciar el tesoro, el milagro de nuestra conversión. El deleite de haber salido de las tinieblas a su luz admirable.
Aceptar los tres llamados de Dios en Romanos 12:1-2 significa rendirnos completamente a Él, entendiendo que el sacrificio que nos pide no es para dañarnos, sino para transformarnos. Es una invitación a:
Adoptar una nueva mentalidad: Permitamos que Dios renueve nuestra manera de pensar, dejando atrás los paradigmas viejos y abrazando Su verdad. Recordemos que no podemos hacerlo en nuestras fuerzas; sólo el Espíritu Santo puede realizar esta obra en nosotros.
Adorar a Dios de manera correcta: La adoración genuina no se trata de rituales vacíos, sino de una entrega total de nuestra vida como sacrificio vivo y santo. Cada acción, pensamiento y decisión debe ser una expresión de amor y obediencia hacia Él.
Abrazar Su voluntad: Aceptemos que los planes de Dios son siempre buenos, agradables y perfectos, aunque a veces no los entendamos completamente. Al obedecer Su dirección, encontraremos paz, propósito y plenitud.
El proceso de transformación es continuo y progresivo. No importa en qué etapa nos encontremos, lo importante es mantenernos dispuestos a caminar en obediencia y fe, sabiendo que Dios está obrando en nosotros.
Que estos tres llamados sean una constante en nuestra vida, y que podamos vivir con una mente renovada, una adoración verdadera y una voluntad completamente rendida al Señor.
Reflexión final: Hoy Dios nos llama a tomar decisiones trascendentales en nuestra relación con Él. No permitas que el temor, la duda o la comodidad te detengan. Recuerda que Su gracia está disponible para ti y que Su poder se perfecciona en tu debilidad (2 Corintios 12:9). Dios quiere hacer cosas grandes en tu vida.
¿Estás listo para aceptar este desafío?